Situado en una de las calles más transitada de la ciudad, ésta actúa como escenario y, a su vez, como telón de fondo de todo lo que ocurre en su interior.

Dividimos el local en dos ambientes diferentes apoyándonos en las culturas de las que proviene el concepto para obtener de ellas diferentes recursos con los que completar el proyecto.
Los colores arena y las texturas artesanales simulan el ambiente de las playas hawaianas mientras disfrutamos de su comida típica. Situamos, como transición entre ambos ambientes, unos arcos que nos invitan a adentrarnos hacia el interior dando paso a una estancia en la que se mezclan luces, colores y reflejos.