Un bar de “toda la vida”. Esa era la premisa que debíamos seguir para el diseño de este local situado en el barrio de Benicalap, en Valencia.
Teniendo en cuenta que los bares de siempre no se diseñan, sino que surgen solos, acudimos a elementos de la cultura Valenciana para aportar el carácter vernáculo, ordenándolos con formas contemporáneas.

La relación del lugar con la huerta valenciana nos llevó a utilizar materiales vinculados a las antiguas alquerías, especialmente a sus patios. El techo de cañizo, el barro en el suelo y la vegetación autóctona nos trasladan a otra época. Añadiendo el acero inoxidable y las papeleras en la barra hacemos alusión a aquellos bares de “toda la vida” donde encontramos estos detalles. Queríamos abrir con grandes paños de vidrio, una ventana al barrio que permitiera que la luz cálida interior invadiese la calle filtrándola por nuestro color Mistela.